DIY: Bote de lápices con historia de tacón
Cuando viajo soy un poco desastre, digamos que no calculo demasiado bien el tema volumen/metros cúbicos/espacio vital, e intento meter en una maleta minúscula medio armario. Pues al final, no me digáis cómo, lo consigo.
No sé si las partidas de Tetris de mi infancia o que tengo un don para el contorsionismo de la moda, pero lo que esta claro es que si me tengo que llevar 3 modelitos, estos entran. Por mis coj*&%#3~s que entran.
La ida es más o menos fácil, pero la vuelta… Lo que antes estaba planchado y ocupaba 1 centímetro de alto, ahora ocupa 5, además hay que añadir nuevas compras y la pereza de ponerte a empaquetar con la vuelta a casa… Qué os voy a contar.
Pues un día, estando yo en esa fase de perezón total, no revisé la habitación y volví con un zapato menos.
En algún lugar de una casa de Dublín se quedó la pareja de mi querido tacón, no llamé para preguntar, tampoco llamó él. Y así hasta hoy, en modo «Yo a Boston y tú a California» pero sin posibilidad de unión final.
Después de pensar qué hacer con él, decidí darle un uso perfecto que llama mucho la atención a la gente que viene a casa y que he pensado que podría interesar a alguien:
¡¡Tengo un bote de lápices fácil y monísimo!!
Tan sencillo como limpiar bien todo el zapato, sobre todo la suela y el interior y llenarlo de bolis 🙂
En el caso de que la suela esté muy usada y vaya a estar en una mesa que puede rayarse, pegad un fieltro en el medio de la suela para que no se vea pero que asiente y listo.
No me perdonaría haber tirado este tacón a la basura con la historia que tiene. Desde aquí mando besos a su hermano, esté donde esté.
Yo he perdido un vestido la última vez que estuve de vacaciones, el vestido rojo que me compré en Zalando en diciembre, no sé qué ha pasado y dónde se ha quedado 🙁
Ainsss… Hay que revisar mejor! :___(
Yo la próxima vez voy a revisar todo todo!